Nuestra opinión respecto al “Día escolar de la no violencia y la paz”

El 30 de enero es el Día escolar de la No violencia y la Paz, reconocido por la UNESCO en conmemoración de la muerte de Ghandi. La organización recuerda la necesidad de la “educación para la tolerancia”, la solidaridad, el respeto a los Derechos humanos, la “No violencia” y “la Paz, como valor supremo”

Desde Lookschool trabajamos para ayudar a los colegios a crear sus protocolos para la prevención del acoso www.lookschool.es y lo hacemos con una visión sistémica basada en la participación de familia, alumnos y profesores en la elaboración y mantenimiento de las políticas de prevención http://elplumierdels.lookschool.es/?p=303 .  Creemos que para acabar con las más graves consecuencias de la violencia entre menores, para minimizar las situaciones de acoso debemos asumir que el concepto “no violencia” y el valor como meta de “la paz” deben cuestionarse para aprender a gestionar la violencia propia, la vicaria y la ajena, así como otros conceptos que tenemos asumidos y tal vez debamos empezar a cuestionarnos. La violencia existe y siempre existirá, y la fantasía de una sociedad “no violenta” o la fantasía de una escuela no violenta equivale a dar ventaja al violento y a la negación de aspectos esenciales de lo humano; y en la escuela estamos formando seres humanos completos, con sus impulsos, sus deseos, sus miedos y por supuesto con su violencia, a veces supervivencial y casi siempre innecesaria. Desde esta concepción la “no violencia” es, simplemente,  la negación de la violencia e imposibilita por tanto una correcta gestión de esta. La cultura que no tolera la violencia es simplemente una cultura que niega la realidad, una cultura infantil y mágica.

Nuestra idea pasa también por olvidarnos de la tolerancia y sustituirla por el respeto. Somos seres distintos y debemos asegurar el respeto, no la tolerancia, porque hay muchas formas de violencias que son, sencillamente, inaceptables y deben pasar al ámbito de lo disciplinario por intolerables.

La “educación en valores” es otra de las máximas que subyacen a esta ideología y parece basarse, además del respeto a los valores humanos (faltaría más) en la mencionada “tolerancia”. Desde nuestra forma de trabajar y entender el mundo de los niños para los que trabajamos, la tolerancia equivale a la aceptación acrítica, el respeto es la aceptación del otro con sus diferencias.

Respeto si, tolerancia solo a lo tolerable.

Respeto si, amor solo a lo que amemos.

La paz es una consecuencia habitualmente ligada a la justicia, el amor es una elección personal.

Los “agentes de la paz” son en concordancia con lo expuesto “agentes de la justicia” en nuestra filosofía, porque la paz no es el fin, así como la guerra no es lo opuesto a la resolución de conflictos. La guerra es, de hecho, la última y la peor manera de resolver conflictos. El fin, insistimos, no es la paz, el fin es el respeto y la justicia.

En definitiva, lo que desde nuestra modestísima aportación queremos transmitir es que la cultura de la paz debe sustituirse por una cultura de la justicia, con todos sus elementos: participación activa como ciudadanos, aceptación de la violencia y aprendizaje de su gestión y de su sanción y tratamiento de los niños como verdaderos protagonistas de este problema, como seres humanos capaces, como sujetos activos en la solución de los conflictos que ellos mismos generan. Sujetos que deben ir ganando autonomía de sus tutores profesores y padres para ser ciudadanos comprometidos con la justicia en su entorno.

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